Comunidad simbiótica mutualista: donde ambos organismos sacamos provecho de la vida en común, encontrando un modo de supervivencia entre la hostilidad. El gobio presta sus ojos; la gamba cava un túnel, un espacio de resguardo en el suelo abisal.

La evolución no es depredación. Somos parte de una estructura que se sostiene gracias al otro.

Lo que se ve está lleno de cosas invisibles. Lo invisible busca materializarse de una u otra manera. Queremos delinear ese nexo maleable, acuático, casi informe, que abra dimensiones alternativas; inesperados ojos y cuevas.

8.15.2009



Ojo que mira al ojo que mira al cielo donde no hay respuestas
No tiene nada
Un montón de cosas que no existen
Tiene nada
El vacío más fértil
Es un ojo un anzuelo sumergido
Esperando lo imposible que no muerde
Y sin carnada

7.16.2009

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Lo relativo juega a Judas: sacrílego o sacrificado.
Se hace la risa llanto y las tragedias jocosas.
A veces deseamos tormentas que barran con todo; otras, preferimos la vida en los restos, el humus, las ramas podridas, la tierra fría.
Diciendo la verdad mienten los oráculos. Tantas señales que no comprendemos. Cae el dolor entre los ojos cerrados, como un hacha ansiosa que había estado esperando el instante. Y luego, una lluvia de mariposas muertas como flores de seda, como cáscaras secas.
La tierra se afanga, borbotea, croa, se escaman los labios. Y hasta nos da gusto la muerte precisa; hasta saboreamos la sal de las lágrimas; nos asomamos a los espejos y tocamos su agua clara:
más allá de ellos las serpientes nadan y se muerden la cola.


(10-2008)

7.14.2009

El odio de las plantas

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Amanecí al cielo , Igual

como un tubérculo ciego

(La brújula sólo el viento

girando perdido)

Amanecí igual , al cielo gris

tan cadáver como antes

pensando con el tallo

oraciones degolladas

Un odio silencioso

que las plantas no eligieron.

(5-2009)





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Era la muerte un camino
de hojas secas
Un llanto de cuerdas
Un pájaro negro

Era irse y volver
Como agua

Era una cuenca llena de cielo

Y ahora es un polvillo, no más
Una molestia blanca que la gente se sacude



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(5-2009)

La palabra cielo se forma en un lugar desconocido
Transita hasta instalarse en el paladar, y culmina en aquellas nubes que ya no son las mismas
La palabra cielo es siempre nueva: debería transformarse a medida que se dice
Debería estar hinchada de color. O contener, al menos, un silencio inhóspito que termine de anularnos
(7-2009)

5.22.2009

Testigos

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El tiempo transcurre ajeno, resistiéndose a las mediciones, en la vida de los objetos. Se estira mientras ellos padecen esa calma que los oprime y los condensa.

Nos sentimos observados, juzgados por su sola presencia irremediable –por todos lados, con esos ojos invisibles, con esas vocecitas inaudibles que rumoran sobre nuestra intimidad-: como si estuvieran atentos, rodeándonos en una emboscada, y nos acusaran de algo que no sabemos bien qué es pero que nos avergüenza, así como el culpable se siente condenado de antemano.

Quién sabe si realmente nos conocen, o si acaso, siquiera, reparan en nosotros; ocupados en sus menesteres, sus mensajes que nunca entenderemos, codificados entre la permanencia y el polvo; ocupados en sus ciclos reproductivos -bien hemos notado todos, alguna vez, que tienen la propiedad de reproducirse-.

Acaso esperan a que hagamos algo y no pueden sino aguantarse hasta que adivinemos qué es. Esperan en su felicidad o infelicidad: si es que los libros, las revistas apiladas, las fotografías que ahora aparecen opacas, si es que las sillas arrinconadas, las cestas viejas y el resto de cosas inservibles, si es que los terroríficos ceniceros son felices o infelices: si es que esa existencia orgánica puede definirse en tales términos. (Después de todo, sufrimiento y felicidad son palabras que inventamos nosotros, para definir algo de lo que apenas tenemos una pista, y remendamos la cuita de esa incertidumbre con más y más invenciones).

La madera cruje, estirándose y contrayéndose, los objetos se movilizan inexplicablemente cuando no los vemos. Casi siempre los ignoramos, pasamos frente a ellos como si no existieran; pero, a medida que respiramos cerca y les permitimos ser nuestros testigos, nos vamos quedando, poco a poco, adheridos a ellos.


(6-2009)

5.19.2009

Humus


Estación de manzanas podridas
corazones poblados de gusanos
terciopelo en las semillas

Estación violenta de caídas
de partirse el cráneo mustio
contra el pasto
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(11-2008)